Sin dudas, escuchar a Fughu no es apto para hacerlo en cualquier momento. Y esto no es algo bueno, ni algo malo. La dimensión de una las bandas de metal progresivo más interesantes del país remite tanto a Dream Theather como a Queensrÿche. Independientemente del genero, lo que impacta en Lost Connection (2020), tercer disco de la banda, es la teatralidad de la obra. La incorporación de Renzo Favaro (voz) enaltece a Fughu. Remarcar la teatralidad mencionada anteriormente es crucial, pero no solo eso. Favaro trae aire fresco, una vuelta de tuerca. Particularmente por sus interpretaciones y porque puede jugar y diferenciarse en múltiples matices y colores.

Sin ser un disco netamente conceptual, existe un hilo conductor: la pérdida. «Peggy», canción que abre la placa, trata de un hombre que perdió a la mujer. «Martian» se refiere a un fan que perdió a David Bowie y «Vexed Flower», a la pérdida que tuvo el mundo con la muerte de un artista de la talla de Chris Cornell. O con una suerte de lectura contemporánea – y hasta anticipada – la perdida de la conexión con lo real – y guiños a la tecnología -en temas como «Call Now» que además cuenta con la participación de Claudio «Tano» Marciello. Hasta incluso, la desconexión con la fe en «Stay» o la introspección en «Told You» con Göran Edman como invitado.

El viaje sonoro del último disco de Fughu es particular y el espacio tiempo para escucharlo tiene que ser igual. Lost Connection es puntillismo y complejidad en estado puro. Pero, ojo, no un puntillismo de tecnicismos de ostentoso conservatorio sino más bien un puntillismo que abraza el detalle y el buen gusto. Por momentos, rock. Por momentos, música de un futuro que ya se conoce. La propuesta de Fughu no es la originalidad propiamente dicha. Porque si bien es novedoso, también es familiar. Parafraseando a Alejandro Dolina «la tristeza es hija y madre de la meditación» y este disco es oscuro y reflexivo, un poco nostálgico, pero no por eso depresivo. Invita meditar y pensar en las conexiones del humano con su contexto y hábitat. También es agresivo, por más que ahora el teclado funcione como un colchón en las bases. Fughu conectado consigo mismo logra que Lost Connection, sin dudas, sea el disco más logrado de su trayectoria.

Cronista: Jonatan Dalinger